Poesías.
Siempre lo supimos.
Vos y yo siempre supimos
que no éramos del mismo palo.
Vos eras del amor declamado,
de las flores en fecha,
de la palidez de un suspiro
y de las mañanas cargadas
de deberes ciertos
(o vagamente inciertos).
Yo en cambio siempre fui de amar en silencio,
sin reparar en fechas o signos convencionales;
siempre fui de gritar los gritos y de putear las puteadas
en tiempo y forma;
de noches jugadas al azar de todos los caos,
sin importarme una mierda
el destino...
o como se llame esa ilusión de sucesiones dictadas
por un dios aburrido
y notoriamente torpe.
Dos almas diferentes unidas por el amor
y el espanto.
El espanto a la nada;
de no tener al lado
una puta y miserable sonrisa
desganadamente humana.
Los repetidos besos que rompen silencios
y estruendosas caricias que repiten besos.
Todo ha sido una infinita rutina en un amor
de dos palabras
de cien besos
de diez mil caricias
y de cien mil silencios.
Alfredo Arri. 2009
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