Décimas del valle.
En este mismo blog, de vez en vez publico décimas, el metro más difundido en América para la poesía popular. Lo hago amparado en la categoría ¡Recreo! y son, generalmente, humorísticas.
Las décimas octasílabas forman parte del grupo llamado versos de arte menor. Y en muchos casos se componen décimas festivas, humorísticas o directamente chuscas. Ése género, el humorístico o chusco es el que cultivo…
Pero, de vez en cuando uno se deja llevar y sale otra cosa. Algo más pretencioso, que algo interior me impide borrar.
En general, siento algún prurito en darlas a conocer. Vergüenza, tal vez. O temor a que se las tilde de trilladas, remanidas. En fin, después del esfuerzo de componerlas, no es lo que uno quiere oír que se digan de ellas: trilladas. De todos modos, decidí correr el riesgo (después de todo, ¡es lo que hay!), y aquí va una.
Las décimas octasílabas forman parte del grupo llamado versos de arte menor. Y en muchos casos se componen décimas festivas, humorísticas o directamente chuscas. Ése género, el humorístico o chusco es el que cultivo…
Pero, de vez en cuando uno se deja llevar y sale otra cosa. Algo más pretencioso, que algo interior me impide borrar.
En general, siento algún prurito en darlas a conocer. Vergüenza, tal vez. O temor a que se las tilde de trilladas, remanidas. En fin, después del esfuerzo de componerlas, no es lo que uno quiere oír que se digan de ellas: trilladas. De todos modos, decidí correr el riesgo (después de todo, ¡es lo que hay!), y aquí va una.
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Décimas del valle.
En la quietud del paisaje
sólo hay rezongos de río
y al sol se mecen tendidos
los colores de la tarde.
En las honduras del valle
reina el silencio infinito
y sólo el canto fortuito
de algún pájaro soberbio
le da sabor al silencio
cuando su voz la hace grito.
Los cerros del occidente
se desnudan ante al sol
y el buen astro, en su esplendor
se entrega manso al poniente.
En el río, una corriente
mueve meandros de plata,
y en los árboles las aspas
de mil molinos en verde,
arrulan un canto leve
y dulce, como una zamba.
Vallecito en que cantaron
copleras y vidaleros
y donde cacharpayeros
a sus amigos lloraron.
¡Cuántos poetas soñaron
palabrarear tu belleza!
¡Cuán rica que es tu riqueza
cuán pobre tu pobrerío!
Yo te canto, valle mío,
para apagar mi tristeza.
Alfredo Arri (Theodoro)
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